sábado, 24 de julio de 2010

Viernes 2 de Septiembre
Teatro Municipal

YO SOY MI PROPIA MUJER
JULIO CHAVEZ


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        "Un hallazgo, nueve años después" (Mercedes Méndez - Tiempo Argentino)

        “Chávez pone a prueba una vez más su capacidad para deslumbrar y demuestra que esa capacidad está intacta!”. (Jorge Vaccaro - Radio Nacional)

        “Muy buena! Una puesta de Agustín Alezzo con toques originales para un gran actor como Julio Chávez en una doble composición escénica que completa el hechiizo!” (Isabel Croce - La Prensa)

        “Un Julio Chávez magnético que despliega toda su experiencia. En primer plano la belleza del lenguaje para un texto poético. Y Chávez sabe decirlo. Chávez y Alezzo logran transmitir tanto y sin que nada sobre!” (María Daniela Yaccar - Página 12)

        "Una puesta maravillosa de Agustin Alezzo para un Chávez inconmensurable que genera una ovación que parece no terminar nunca!". (Silvina Lamazares - Clarín)

        “Imperdible! El regreso triunfal de un espectáculo inolvidable. Un Texto fascinante con gran trabajo de dirección de Agustín Alezzo y una labor memorable de Julio Chávez. placer teatral infinito! (Carlos Abeijón - Radio Splendid)

        “Julio Chávez es único e hipnótico!”. (Marcela Coronel - Canal 13)

        “Chávez pone a prueba una vez más su capacidad para deslumbrar y demuestra que esa capacidad está intacta!”. (Jorge Vaccaro - Radio Nacional)

        “Julio Chávez realiza un trabajo notable en uno de las interpretaciones más destacadas de los últimos años!” (Martín Dichiera - Geo Teatral)



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      Autor: Doug Wright
    Versión: Fernando Masllorens y Federico González Del Pino

    Julio Chávez

    Dirección: Agustín Alezzo
    Diseño Escenográfico: Gabriel Carrascal
    Adaptación Escenográfica: Marcelo Valiente
    Diseño de Iluminación: Felix Monti
    Diseño de Vestuario: Cristina Villamor
    Musica Original y Diseño de Sonido: Diego Vainer
    Jefe Técnico: Jorge Pérez
    Maquinaria: Mauricio y Damian Lanza
    Operador de Sonido: Carlos Ferreyra
    Operador de Luces: Leonardo Muñoz
    Vestidora: Lida Quiroga
    Asistente de Dirección & Stage Manager: Ramón Gaona
    Coach Actoral de Julio Chávez: Lili Popovich
    Fotografía Publicitaria: Alejandra López
    Producción Gráfica: Romina Juejati
    Productor Ejecutivo: Javier Madou
    Director de Producción: Ariel Stolier
    Productora Asociada: M. Noemi Slutzki
    Productor General: Pablo Kompel



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 TEATRO › YO SOY MI PROPIA MUJER, CON JULIO CHAVEZ, DIRIGIDA POR AGUSTIN ALEZZO
La historia de una relación humana

El encuentro entre la travesti Charlotte von Mahlsdorf –que sobrevivió al nazismo y al comunismo– y el dramaturgo Doug Wright se convierte en el centro de esta obra hecha de sentimientos que chocan entre sí y que muy posiblemente se trasladen al público.

Cae el Muro de Berlín y un norteamericano conoce, en la parte oriental de la ciudad, a Charlotte von Mahlsdorf, una travesti que había sobrevivido al nazismo y al comunismo, coleccionista de muebles y objetos de las últimas décadas del siglo XIX, dueña de un museo. A su regreso a Estados Unidos, el hombre comenta al dramaturgo Doug Wright la existencia de la travesti. En 1993, Wright vuela a Alemania. La conoce, la entrevista, la ama, la descubre. Y transforma ese encuentro en obra de teatro: Yo soy mi propia mujer. Aunque está basada en la vida de este excéntrico personaje, tan polémico como fascinante, la obra no se agota ahí: es, sobre todo, la historia de una relación, la del autor con el personaje retratado, hecha de sentimientos que chocan entre sí y que muy posiblemente se trasladen al público. Es que no es fácil entablar con Charlotte una relación unívoca.

Yo soy mi propia mujer se llama también la autobiografía de Charlotte y un documental de 1992 de Rosa von Prauheim. La obra de Wright se estrenó en el off Broadway en 2003, en el Teatro Playwrights Horizons, y luego en Broadway. Recibió los premios Tony, Drama Desk, Pulitzer, Drama League y Lucille Lortel. En Buenos Aires.  La austeridad que caracteriza al teatro de Alezzo se repite en este caso. En primer plano están el actor y su cuerpo, un Julio Chávez magnético que despliega en el escenario toda su experiencia y que encarna a los dos personajes (el autor y Charlotte) sin exageraciones ni brusquedad. Y en primer plano está también la belleza del lenguaje. El texto es muy poético y Chávez sabe decirlo. Habla casi una hora y media sin parar y solo, pero no aburre. No abruma.

Entonces, Chávez es a veces Charlotte y a veces Wright. Se pone en la piel de uno y otro sin confundir, pero tampoco exagera el cambio. Instaura un fluir basado en la sutileza. Por momentos genera risas: por ejemplo, cuando trae a la vida a Alfred, un amigo de la travesti. El actor se pone bizco cuando es Alfred, mira a público y, por las carcajadas, se evidencia que es un acierto. En cuanto a la Charlotte de Chávez, es una travesti no afeminada. Luce camisa y pantalón negros, dos hileras de perlas en el cuello, zapatos de taco también negros. Durante un largo rato, una bata floreada hasta el piso. Mira bastante al suelo y muy a menudo se acaricia las piernas. No es en absoluto estereotipo. Chávez se desdobla y es por eso que la obra, más que una historia de vida, es la historia de una relación. Que como casi todas las relaciones humanas tiene un carácter complejo. Alezzo ha dicho, más de una vez, que el teatro trata siempre de lo mismo: de las relaciones humanas.

Un aspecto particular de la puesta es cómo Chávez despliega el abanico de personajes. Esto es más complejo de lo que parece. Lo correcto sería decir que es Charlotte quien encarna al resto de los personajes, como por ejemplo, Alfred. No es Chávez quien encarna a Alfred: Chávez interpreta a Doug, quien interpreta a Charlotte, quien interpreta a Alfred y a todos los demás. Según ha dicho el mismo actor, esto hace a la versión de Alezzo-Chávez diferente al trabajo norteamericano.

La versión argentina tiene ritmo y es interesante cómo avanza. Porque el avance reproduce el vínculo entre ambos. Wright, que es gay, primero se embelesa con Charlotte, quien había nacido bajo el nombre de Lothar Berfelde. Se obnubila, por muchas razones. Fundamentalmente porque había sobrevivido a los regímenes más opresivos de la historia, mostrándose abiertamente como lo que era. Porque en tiempos tan duros daba refugio a marginales de todo tipo: gays, lesbianas, prostitutas y pobres. También por su aporte al patrimonio cultural, porque esos muebles que rescataba y cuidaba en su museo pertenecían a los judíos perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial. Pero en medio de la fascinación, Wright accede a unos documentos que le revelan el lado B de Charlotte y pasa seis años sin poder escribir una palabra. Avanzado el espectáculo, entonces, aparecen las oscuridades de Charlotte. Y la obra de teatro se vuelve tópico de la obra de teatro.

A la travesti, distinguida con la Orden Alemana del Mérito por sus aportes al patrimonio cultural, se la acusaba de complicidad con la Stasi, entre otras cosas. La idea de que haya podido entregar a conocidos suyos mortifica al autor que, pareciera, no sabe qué sentir por Charlotte. Tampoco se siente quién para juzgarla. “Soy un intelectual, el tema me excede. Yo no viví una guerra”, admite. Las contradicciones que experimenta en la hechura de la obra se vuelven parte del drama. ¿Se puede contar un enigma? Al fin y al cabo, no se puede saber con precisión quién fue Charlotte. ¿Se puede querer a alguien más allá de sus dobleces? ¿Se puede juzgar a alguien con una historia tan dura, cuando la propia no lo fue? Preguntas que la obra dispara, que la vuelven de una “gravedad moral considerable”, como escribió Terry Teachout para The Wall Street Journal. ¿Es Charlotte una heroína o una espía? La imposibilidad de la objetividad, potenciada en cómo Chávez aborda la multitud de seres que configuran el retrato de la travesti, pareciera también ser el núcleo del espectáculo, al menos en esta adaptación porteña.

Otra de las cuestiones que abruma a Wright es que la historia de Charlotte es, en realidad, “la historia del siglo XX en Europa”. Y por algo en esta versión están allí, permanentemente a la vista de los espectadores, algunos de los muebles que ella atesoraba y que decía limpiar con dedicación. El teatro es el juego del “como si”, por eso es que no están los muebles en sus proporciones reales, sino unas preciosas miniaturas. Sobre un viejo escritorio hay una cocina de 1890, un armario, un aparador, un busto y un gramófono. Otros muebles de madera y antiguos –estos sí, en tamaño real– completan la escenografía. La atmósfera es íntima. Las luces van siguiendo a Chávez en sus movimientos, intensificando los momentos de mayor emotividad. “Yo me convertí en estos muebles”, se define Charlotte en un momento.

Por último, el espectáculo es también el retrato de una época y de los hombres y mujeres inmersos en ella. Y una “reflexión sobre la preservación de la historia”, en palabras del autor. La dupla Alezzo-Chávez logra transmitir todo esto, transmitir tanto. Y sin que nada sobre.


                                                                     María Daniela Yaccar - PAGINA 12



FECHA Y HORARIOS
Fecha: Viernes 2 de Septiembre
Hora: 21.00
Lugar: Teatro Municipal 1º de Mayo
Dirección: San Martín 2020

VENTA DE ENTRADAS
Lugar: Teatro Municipal 1º de Mayo
Dirección: San Martín 2020
Teléfono: 457-1884
Horarios: Lunes a Sábado de 9.00 a 13.00 y de 17.00 a 21.00
Domingos de 10.00 a 12.00 y de 17.00 a 21.00


COSTOS
Plateas y Palcos (Numerado): $ 450
Tertulias (Numerado): $ 400
Laterales (Sin numerar): $ 350
Generales (Sin numerar): $ 300


PLANO DE LA SALA